Cuando un patasalada fue al concierto de Rammstein en Puerto Vallarta

Cuando un patasalada fue al concierto de Rammstein en Puerto Vallarta

Por: Oscar L

Imagina que fuiste un adolescente enajenado con una banda de metal industrial de Alemania (NDH* para los más puristas). Que compraste toda su discografía. Que tuviste un poster de ellos enmarcado y colgado en tu cuarto (así es, para mostrarlo como se debe y no pegándolo con cinta “durex” y ya). Que revisaste las letras traducidas del alemán al inglés para ir un poco más allá de solo gritar balbuceando un idioma totalmente ajeno a tu cotidianidad. Imagina que durante años tuviste la añoranza de verlos en vivo pero por una cosa u otra, no pudiste viajar a otra ciudad para poder verlos en algún festival.

Ahora imagina qué sintió ese "antes" adolescente (ahora adulto pisándole los talones al 3er piso) cuando supo que su banda favorita tendría dos funciones en nada más que su propia ciudad, y que no sólo tocaría para recibir el año nuevo, sino que la otra función caería el mero día de su cumpleaños.

Pues ese fue mi caso.

Era 30 de Diciembre y yo estaba fuera de Vallarta, visitando a la familia por eso del año nuevo. Veía fotos y videos en las redes sociales de patasaladas caguameando afuera de la explanada Flamingos con el puro soundcheck de Rammstein, que por cierto podías ver ensayando a lo lejos con tus propios ojos desde afuera de la explanada... ¡En el soundcheck! En fin, hubo muchas emociones en el previo del evento, muchos fans no lo podíamos creer y pensábamos que pudo haber sido una estafa. Pero llegó el momento y ver que estaban armando el escenario me trajo certidumbre. Cuando llegó el día, es decir mí día, el 2 de Enero, era hora de dirigirme al evento y me sentía nervioso. Me encontré con mi amigo, Ray, afuera del evento y nos tomamos un six antes de entrar. 3teeth ya estaba sonando pero honestamente no me importó. 

Yo iba por Till con su voz grave y ese idioma tan fuerte y marcado. Por Paul y Richard haciendo espejo al unísono con sus guitarras, por Flake todo raquítico tocando el teclado mientras se ejercita en su caminadora, Oliver con ese bajo melancólico en "Seeman" y la estruendosa batería de Christoph. Todo esto aderezado con su mundialmente conocido show de pirotecnia. Y bueno, eso fue justo lo que obtuve esa noche.

Estaba anonadado. No podía creer que eran los mismos weyes que han llenado estadios completos, y los tenía ahí, frente a mí en la zona general a sólo unos metros. No tuve que forcejear para lograr un lugar con buena vista porque la sede, la infraestructura, los precios elevadísimos (para quienes no pudieron pescar buenos precios en fechas cercanas al evento) fueron factores que permitieron un show sin igual. Hubo alemanes en el evento que nos hicieron ver lo afortunados que fuimos los patasaladas pues en su madre patria, es muy difícil alcanzar un boleto para sus conciertos por lo rápido que se agotan. 

Ese día logré atar un cabo que andaba suelto por ahí. Ese “puberto” confundido de la secundaria encontró en Rammstein una forma de canalizar su energía y vigor, mismos que sentí estar perdiendo al paso del tiempo. Pero luego me llegó éste regalo de las circunstancias, y fue como si el hambre y ambición de ese chico dentro de mí volviera a surgir.