Te habías ido... te habías ido, pero se había quedado algo. Algo que solamente la literatura, o las diversas formas de manifestación que puede tomar la literatura, habrían de considerar esa presencia dentro de una realidad: Las escenas de amor de los cuadros de Vettriano, querida. Las burbujas de jabón flotando misteriosamente dentro del metro aquella noche. Las sábanas secándose al viento con las mañanas regaladas que se movían cruzando destinos turbios y se colaban hasta dentro de nuestra habitación. Los espacios intermitentes de un ritmo urbano con preguntas que nos incitaban a la curiosidad... Recuerdo que alguna vez ella dijo: Una canción puede cambiar el mood del día de una persona, al grado de que hacemos un papel importante a la hora de escoger una buena selección musical. ¿Recuerdas lo que vimos, alma mía, esa mañana de verano tan dulce?, nos decía Baudelaire desde una banca en el viejo jardín dónde nos escondíamos de los demás y me preguntabas: ¿qué significan los besos? Los pasos de Ballet una tarde en un salón vacío de Plaza Caracol. Los sonidos detrás de los monólogos nocturnos. ¿Quién y en qué momento, se movieron de espacio los silencios y los gritos de nuestros propios asombros? Recuerdo también que cuando ella ponía "Sail Away" de The Rapture, comenzaba a corearla desde el principio: Saaaaiil, Sail Away, with you. Y después agregaba: Prometo aprenderme el resto de la letra después. Al día de hoy no sé si ella la siga poniendo en su playlist. Yo aún escucho ese disco camino al trabajo. Y las palabras surgen de nuevo... Las palabras más emocionantes que se llenan a la par de una copa de whisky cargada de sentimientos o con la gracia del amor. All the words, all the free and beatiful words, diría alguna vez con su voz armónica. Era mejor pensar que esas palabras eran ensambladas en el margen de las probabilidades, o al límite de nuestros deseos. Te habías ido... te habías ido, pero había quedado algo. No importa lo que seamos o no seamos o lo que hayamos sido o lo que hayamos intentado ser; siempre hay un lugar para los auténticos olvidos.
Gracias a razón de qué, pero nosotros no estábamos más ahí.
Ni de todas las palabras juntas, puede salir algo para que alivie lo que no espero.
Ni de todas las palabras juntas, puede salir algo para que alivie lo que no espero.
Ni de todas las palabras juntas, puede salir algo para que alivie lo que no espero.