Por Ioshio Hd.
EL DESPUÉS ABYECTO
Yo venía desvelado & ella llegó a esperar el autobús. Lo primero que me dijo Melody Adriana, cuando me encontraba frente a ella, fue que no hiciera ilusiones de los buenos momentos. Y yo le dije que su sonrisa siempre me había llamado tanto al desvelo que lo haría con tal de sentir de nuevo su sexo sobre el mío, en la duermevela. Y es que últimamente la palabra duermevela me parecía tan estimulante. Casi igual que tu presencia. Melody nunca creyó en lo que alguna vez había escrito en muchas tardes de febrero, tratando de evocar una historia compleja del mes entre los síntomas de un dulce infierno. No, ella no creyó nada acerca de mis últimos pensamientos; ni de cómo me sentía viviendo cada vez más en un desastre invisible y aplastante. Invisible para los demás, muerto para lo que muerto ya está.
Enseguida, Melody me dijo que, si cualquiera siguiera mi teoría, a todos lados a donde me dirigiera habría la misma posibilidad de riesgo e infortunio a mi acecho. Que la noche cae igual para todos, pero que la obscuridad depende en parte de uno. Sus palabras me tranquilizaron, aunque solo por un momento, ya que enseguida ella cambió su aspecto y se notó sonriente. Al tiempo que me mostraba un anillo que llevaba puesto en su mano izquierda.
Lo segundo que me dijo Melody Adriana esa mañana fue que se iba a casar.
MIENTRAS TANTO
En mi sueño estaba una chica frente a mí y recitaba una poesía a manera un tanto resuelta. No es que recitara para mí, pero en el sueño no había nadie más que nosotros dos.
De fondo se escuchaba una melodía de piano al estilo de una balada espesa. Las palabras de la chica hablaban (¿las palabras hablan después de hablarlas?) de que cada quien debía siempre olvidar al otro. Que nada era trascendental para la línea del olvido y de que siempre seremos serios hasta en nuestros sueños. No hay nada que no pueda olvidarse después de cada tanto.
Se le nota que así es como enseñaba su modo de amar en un mes profundo. Y yo en ese momento del sueño pensaba que a mí me resultaría más complicado olvidar las cosas que una persona me provocó o me hizo sentir, que la misma persona en sí. Y dentro de esas cosas serias el sueño cambia y me encuentro entonces a solas dentro de una habitación que no es mía, aunque me parece del todo familiar, y dónde a lo lejos escucho una suave melodía de piano y considero que esa pieza no es otra cosa que mi misma soledad manifestada. Todo sin saber cómo se han ido despidiendo los sentimientos del mes que sueña con amar.
Con ningún, ningún sueño me había encontrado esa pregunta que ahora me atosiga. A veces también sueño con libros que se desmoronan entre mis manos. En ocasiones soy yo el que se desmorona por completo y los libros quedan santificados.
LAS RUINAS
– ¿Por qué nunca fuimos algo más que buenos amigos después de lo nuestro?
Le pregunté a Melody mientras admiraba el anillo de su mano y ella me responde:
– Porque ahora creemos ser otros.
Ella sonreía y se notaba emocionada. Con un gesto inocente. O es probable que ese gesto lo tuviera siempre y yo no lo hubiera notado antes. En cambio, yo tenía la boca reseca y mi cara, seguramente, somnolienta. Con la voz entumecida. Con las grietas en mi duermevela.
– ¿No te da gusto? – me pregunta Melody Adriana
– ¿Qué te puedo yo decir? Te deseo lo mejor.
– ¡Ja! Sabía que no entenderías esto – Dijo ella y entonces se levantó de su lugar dándome la espalda. Una primavera cruza la trayectoria de tu perfil trasero.
Yo seguía sentado y esperando (lo que sea que fuera a llegar), mientras trataba de mantenerme despierto con largos tragos que le daba a mi café. Entonces Melody Adriana se volteó y me pidió un cigarrillo.
– Ya solo me queda uno –le dije.
– Hay que compartirlo, como lo hacíamos antes – Dijo Melody y se sentó de nuevo a mi lado. Saque el cigarrillo, ella lo tomó entre sus labios mientras se lo encendí. Igual que lo hacíamos mientras estábamos desnudos en las viejas tardes de febrero satisfechos de ocupar el tiempo yendo y viniendo entre nuestros cuerpos. Dónde cantábamos las mismas canciones que alguna vez nos dieron alegría.
En este mundo puede que solo seamos serios frente a algunas cosas, ¿cierto?
EL DESASTRE ENTRE LO MUNDANO
A lo largo de la avenida se notaba el pasar de los autos con las personas que se dirigían a sus labores matutinas. El desastre se pronostica desde la calma.
– A veces tienes que hacerlo para vivirlo –dijo ella asertiva.
En nuestro caso, corríamos hacia ello y era mejor ya no hacer tanto escándalo. El desastre nos hizo vernos de nuevo con ojos fuertes, pero sabiendo que todo podía seguir adelante. En algún momento, deseamos tener más esperanzas, más sueños, más placeres, más voluntades, quizá hasta una puerta para las libertades. Y al final solo quedó el desastre.
– Pero ya tuviste la oportunidad de vivirlo –dijo Melody Adriana– Y después de aprender de ello tienes que volver a apostar lo que te queda contra lo que es invisible para los demás, lo vivo que puede llegar a ser serio de verdad…
– Yo ya me retiré –le dije, o quizá solo lo pensé porque Melody no me respondió y siguió fumando.
– Dime, cuándo yo me case, ¿dejaremos de hablarnos de amor? –dijo ella
– Supongo que siempre hay medios para hablar de eso. A lo mejor algún día podamos protagonizar un capítulo de Badabun como salen en Youtube –le dije y me reí, pero ella se quedó seria. Somos serios, sin ninguna historia terminada. Y con la misma seriedad para encontrarnos en la posición de ser quizá malos tratando de ser los mismos de siempre. En este mundo no todo tiene sentido ¿Cierto? Le tomo un trago a mi café: En otros mundos puede que tampoco.
ANTES QUE NADIE EN ESTE MUNDO
Siempre me había llamado tanto al desvelo que lo haría con tal de sentir de nuevo su sexo sobre el mío en la duermevela. Uno puede esperar caer la noche de cualquier parte, pero la obscuridad depende en parte de uno; incluso en medio de un cuarto solitario o más bien vacío. Ella llegó a esperar el autobús, yo más bien venía desvelado.
– ¿Sábes por qué estoy aquí contigo en este momento? –exclamó Melody.
– No tengo idea –Le dije tomando lo que restaba de café a mi vaso y me quedé con el después abyecto, mientras tanto las ruinas nos anunciaban el desastre de lo mundano. Y enseguida Melody Adriana y yo nos quedamos mirando fijamente a los ojos. Uno puede esperar la obscuridad de cualquier parte, pienso ahora que ya no entiendo lo serio del misterio.
Nos quedamos con lo serio, siendo serios sin ninguna historia terminada.