In Situ

Autor: Ioshio Hd.

Escuchando: La Barranca

¡No mentalices!
José Manuel Aguilera

 

Las cosas se quedan más en el sitio de las palabras, que en la muerte de las mismas cosas. Aprendimos del calor y del frío que la temperatura a veces depende más de querer vivir que de sentir el clima. Bienvenido al mundo, muchacho; deja que te bese y te destruya. Aléjate de lo demás y lo demás seguirá avanzando sin ti. Es lo obvio cuando te buscas escapando y no logras encontrarte. 

Hasta la naturaleza más perra te dejará estar con ella un rato; entre sus sabores, aromas y gemidos. Los gemidos que se quedan más tiempo en la mente que en el sexo. Así, en su estado más puro, y te dejará incluso recordar el sentido automático de una corrompida agonía. Es lo obvio, muchacho, hasta los féretros duran más que un cadáver, ¿lo habías pensado? Las cosas se quedan más en el sitio de las palabras que en la muerte de las mismas. 

Compartir los pensamientos en una publicación de Facebook que habla de la impotencia de los otros, para llenar vacíos que le correspondían a tus antepasados llenarlos. Mucha gracia desoxirribonucleica encajada en tu genética. Siendo que las ideas, cuando son perfectas, encajan en la mente igual que un pene encaja en una vagina; lo dijo antes alguien más sagaz que inteligente. Y por eso pienso esto ahora mismo: que por algún motivo es necesario considerar la semilla que quieres sembrar constantemente. Es lo obvio cuando dicen que un árbol, un hijo y una cosa llamada libro antes de que mueras. 

Algo como para dejarse llevar por la gracia de decir: Lo siento. Lo siento tanto. No vuelvas... Lo siento... toma este pedazo de infierno y quédatelo por un rato. Tú y yo nos quedamos ausentes y, más que un encaje de las cosas, fue una muerte. El secreto está en mis peores cuadros clínicos que afectan en mayor o menor medida mi estado especulativo. Pero ninguno es tan grave, como para hacerle daño a alguien. Y quizá eso sea no sea tan bueno a veces. Cuando la única reacción que tengo a la hora de sentirme lastimado es el silencio de mis palabras; el olvido. Y algo así no le hace daño a nadie o quizá no tanto como a mí a final de cuentas. 

Cuando exijas una nueva prueba que te haga sentir que existes en el mundo ten por seguro que te lo entregará junto con los sueños de los fantasmas que se vislumbran en los destinos. Hasta que vuelvas a decir nuevamente que lo sientes y te asombrarás de ti mismo al verte en el infierno en el que estas parado. En algún momento puede que lo entiendas: Dicen que el uso desgasta las cosas, a mí me desgastan las emociones. Las palabras ya no tienen sitio en un sentimiento de una dimensión más simbólica que tu vida o que tu muerte.

Las cosas se quedan más en el sitio de las palabras que en la muerte de las mismas cosas. Los gemidos se quedan más en la mente que en el sexo. Las ideas, cuando son perfectas, encajan en la mente igual que un pene encaja en una vagina, lo dijo antes alguien más sagaz que inteligente. El uso desgasta las cosas, a mí me desgastan las emociones. Tú y yo nos quedamos ausentes, y más que un encaje de las cosas, fue una muerte; ¿y el amor?... ¡Eso ni siquiera es un sitio!

Bienvenido al mundo, muchacho; deja que te bese y te destruya.